El tónico es uno de los productos básicos en nuestra rutina facial, sin embargo, es uno de los que más se prescinde en la mayoría de los casos. Bien es cierto que no es un producto en el que notes un cambio abismal en tu piel, como puedes apreciar después de aplicar la limpiadora o la crema, pero tiene su importancia dentro del cuidado de nuestra piel.
Para empezar debemos saber que el tónico se usa después de la limpiadora y antes de la crema hidratante, que quién dice hidratante dice nutritiva, regeneradora o la que estemos usando, y que ha de aplicarse dos veces al día, por la mañana y por la noche.
La forma de usarlo es muy sencilla, sobre la piel si tiene aplicador en spray como si fuera una bruma o con un algodón, que a mí es la que más me gusta, con movimientos circulares sin frotar.
La función del tónico es principalmente, retirar los posibles restos de suciedad que hayan podido quedar después de haber usado la limpiadora y equilibrar el ph de la piel. También refresca, hidrata, revitaliza los tejidos y prepara la piel para el tratamiento posterior.
Es muy importante elegir el tónico dependiendo de cada tipo de piel, para las pieles grasas o mixtas debe ser un tónico con propiedades astrigentes, que regule el exceso de sebo, para las pieles sensibles que tenga propiedades calmantes, para las pieles secas, con propiedades hidratantes y para las pieles maduras debemos usar uno reafirmante.
Y dicho esto ¡no os olvidéis de usar tónico!
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